El que habla es Christian Ferrer. Procesado en Argentina por comercialización de estupefacientes aunque él dice que nunca hizo dinero con la marihuana. La suya es otra de las historias de la controvertida justicia argentina, la misma que avala la provisión y tratamientos con aceite de cannabis al mismo tiempo que sigue persiguiendo y encarcelando a quienes cultivan la materia prima de esa medicina.
La histeria jurídica argentina también alcanzó a Ferrer, procesado sin prisión preventiva por comercialización de drogas y llamado por la prensa “Rey flor”, por la calidad y cantidad de plantas que cultivaba en su casa de Lanús, en el extrarradio de la ciudad de Buenos Aires. El hombre, que concedió una entrevista al periódico argentino La Nación, sostiene que cultivaba plantas de marihuana solo para fabricar aceite con fines medicinales que regalaba a padres con hijos que sufren epilepsia refractaria.
Cannabis: una planta sagrada
Ferrer, de 41 años, repitió al periódico lo mismo que sostuvo en la corte que juzga: que la Cannabis es una “planta sagrada” y que su idea era, en un futuro, seguir con su proyecto de producir aceite de cannabis medicinal de primera calidad.
“Logré una conexión con esta planta que no logré con ninguna otra cosa en mi vida. Realmente me enfocaba a venderles a laboratorios o instalar un laboratorio de aceite cannábico medicinal. Siempre pensé a futuro y con la idea de que en la Argentina se iba a despenalizar. Jamás me hubiese metido en algo sabiendo que le hacía daño a la gente”, afirmó Ferrer, con tono suave, pero convencido de lo que dice.
Quien se autodefine como “ex consumidor de cocaína”, dice que logró salir de ella gracias a que una persona le recomendó que probara con cannabis. Pero otra persona, Jorge Juri, fue quien lo enterró al haber vendido los cogollos que Ferrer le regalara, hecho que lo inculpó en un posible tráfico.
Ferrer fue detenido a mediados de noviembre pasado en el departamento que alquila en la zona de Las Cañitas. En Lanús, donde tenía las plantaciones indoor de marihuana, detectives de la División Precursores Químicos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires secuestraron 441 plantas de cannabis y 100 frascos de 10 mililitros de aceite hecho con las flores de marihuana que cultivaba.
Nunca cobré por los aceites
“Siento que me quitaron la posibilidad de ayudar a sanar”, dijo Ferrer al diario argentino, acompañado por dos de sus abogados, los hermanos Ezequiel y Mauro Bodello. Agregó que recibieron su aceite cannábico muchos chicos con epilepsia refractaria cuyos padres no podían creer cómo mejoraban. “Nunca cobré por los aceites. Los regalaba”, afirmó.
Ferrer está convencido de que los detectives lo bautizaron “Rey Flor” por la calidad de las plantas que cultivaba. “Una calidad así no la logra un narcotraficante. La consigue una persona que lo hace con amor, profesionalismo y que cree en la planta”, dijo a La Nación, fumando un cigarrillo de tabaco.
Su padre, Abelardo Ferrer, detenido en Lomas de Zamora, también está procesado, pero con prisión preventiva domiciliaria, como partícipe secundario del delito de comercialización de estupefacientes y la causa por la que están acusados los Ferrer comenzó como desprendimiento de un expediente judicial en que había sido detenido un dealer que vendía drogas sintéticas en las inmediaciones de lugares donde se realizaban fiestas electrónicas.
Aceite de cannabis como medicina
Ferrer, según consta en el expediente judicial, le entregó parte de su producción a Juri, quien, a su turno, las vendió, según la investigación de la Policía de la Ciudad y lo que se desprende de la resolución de Casanello. Juri, sostiene Ferrer, había sido su dealer en la época en que consumía cocaína. Cuando regresó de los Estados Unidos, donde aprovechó para capacitarse en la producción de aceite cannábico, se lo cruzó en Lanús y le contó que un hijo suyo había muerto como consecuencia de las adicciones a las drogas.
“Juri estaba muy mal. Se le había muerto el hijo. Me decía ‘esta porquería no la vendo más’. Entonces lo capacité para que pudiera hacer una maceración de aceite. Le dije: ‘ponete a sanar gente’”, contó Ferrer. Y afirma que entonces le dio el 20% de su producción de flores.
“¿Por qué a Juri le di flores y no aceite? Para mí tenía un costo importante hacer aceite. Lo capacité para que la maceración la hiciera él. Yo le daba aceite a la gente que yo conocía. No me enriquecí. Al contrario: gasté todos mis ahorros”, afirmó Ferrer, un hombre que está pagando un precio demasiado caro.
“Los jueces me van a creer. Tengo fe. No soy ningún narcotraficante”, afirma y se repite a sí mismo: “Quiero hacer las cosas bien y seriamente”.
Por Rama
Fuente: La Marihuana