Carne de cerdo, aceite de palma o piña. Esos son los clásicos cultivos que han movido el amperímetro productivo en Colombia en las últimas décadas. Sin embargo, existen otros que escalan a gran paso en los años recientes. El aguacate hass, las flores pasifloras, las orquídeas, la tilapia (un pez) y, principalmente, el cannabis son algunos de esos. Se espera que los negocios en torno a la marihuana alcancen los 1.000 millones de dólares y las licencias se podrían duplicar en el transcurso del año entrante.
A Colombia le ocurre lo que a Uruguay le está empezando a pasar ahora. El enfoque estrictamente medicinal de la legislación del país cafetero ha orientado las inversiones para ese lado, gracias a una ordenada administración y promoción pero, sobre todo, a las capacidades agrícolas de un país donde es verano todo el año. Así, y desde que el Congreso de la República aprobara en 2016 el marco legal para reglamentar el uso del cannabis con fines terapéuticos, Colombia ha entrado en el foco de inversionistas, principalmente canadienses, como uno de los países más potenciales para desarrollar este negocio en América Latina y el Caribe.
Henry Muñoz es el fundador de Medical Extractos y Cannabis Colombian Lawyers, una firma que en 2019 tendrá cultivos en San Carlos y Rionegro en la frondosa región de Antioquia. El hombre dijo al portal Agronegocios que la suya “y otras empresas proyectan ventas iniciales en 2019 alrededor de 7 millones de dólares. Se esperan negocios para Colombia cercanos a los 1.000 millones de dólares en 2019 y que, en 2020, las ventas se dupliquen y alcancen números superiores a 2.000 millones de dólares”.
No todo es exportación. De acuerdo con las proyecciones de algunas de las principales empresas de este sector, solo a nivel nacional hay un mercado superior a tres millones de personas que requieren productos medicinales con base en esta planta, por lo cual, el crecimiento de los cultivos ha crecido y ya se ha extendido en 15 departamentos.
Muñoz cree que el potencial del cultivo en Colombia se debe a “la vocación agrícola, por lo que se puede convertir en una despensa internacional de cannabis medicinal. El recurso humano también es importante, pues sabemos trabajar las flores y otros cultivos para alimentos, lo que con una buena capacitación e intercambio no sólo de tecnología, si no de conocimiento, con empresas y profesionales de países que ya tienen experiencia en los grandes cultivos industriales legales, pronto podremos estar cumpliendo los más altos estándares de calidad requeridos por la industria y especialmente por los pacientes, porque esto se trata de darle a los pacientes una medicina de la más alta calidad y cumpliendo todas las normas de sanidad”.
70 licencias otorgadas en Colombia
Hasta el momento, se han otorgado 230 licencias, divididas en 84 para cultivo no psicoactivo, 71 para transformación de productos derivados, 57 para cultivo psicoactivo y 18 para semillas para siembra. No obstante, el interés de empresarios colombianos y extranjeros ha hecho que para 2019 este número se pueda duplicar o triplicar, según proyecciones de Medical Extractos, una de las compañías con mayor potencial en esta área.
Pero a Colombia comienza a pasarlo aquello que ha frenado el desarrollo en Uruguay: los bancos. Así lo cree el empresario: La principal dificultad que ha entregado el sector es la organización financiera de las empresas, ya que algunos bancos no han permitido la apertura de cuentas o el ingreso de divisas desde el extranjero. Los bancos deben entender que el dinero del cannabis medicinal es legal en Colombia y no les debe dar miedo abrir las puertas a esta nueva industria que mueve millones de dólares cada año”.
Los mismos obstáculos en ambos extremos de Sudamérica.
Por Rama
Fuente: La Marihuana