En algunas regiones de los Estados Unidos y Canadá, donde la marihuana es legal, el cannabis se puede encontrar en distintas formas como galletas, mentas, gominolas, helados e incluso chicles. Puede ser bastante sorprendente ver a alguien comiendo pizza en un restaurante con autorización para servir THC. Sin embargo, un cambio de dosis de sólo unos pocos miligramos puede significar la razón entre una experiencia positiva y negativa. Esto ha obligado a los consumidores a exigir un etiquetado preciso del contenido de cannabinoides para asegurarse una dosis consistente y precisa.

La marihuana contiene cientos de químicos, incluyendo cannabinoides como el THC y el CBD, que son los componentes medicinales predominantes de la mayoría de los comestibles. Sin embargo, algunos de los cannabinoides presentan retos cuando son procesados. El chocolate es un buen ejemplo. Los químicos dicen que tiene el chocolate que parece interferir con las mediciones de potencia. En la actualidad se desconoce la razón exacta, pero los científicos están estudiando estos procesos para aprender más. Un trozo de chocolate etiquetado como 10 miligramos de THC podría tener mucho más y dar a alguien una mala experiencia. Esta es una de las muchas razones por las que los científicos están trabajando para resolver el dilema del chocolate y el THC.

Para trabajar con el chocolate, los científicos muelen una barra de chocolate con THC en un procesador de alimentos comercial, pesan muestras, y añaden disolvente al material, antes de medir la potencia de THC. El chocolate en sí afecta la capacidad de medir los cannabinoides dentro de él; mientras más chocolate haya en un frasco, menos precisos serán los resultados de la prueba. Posiblemente, parte del THC se está pegando a la grasa del chocolate, escondiéndose efectivamente de la prueba. Además de las peculiaridades del chocolate, los químicos están trabajando para extender la vida útil, imitando el aroma terroso de la marihuana y haciendo que los productos sean más seguros.

Actualmente, no existen estándares reconocidos para probar la seguridad y calidad de los productos. Los químicos que trabajan para las compañías de marihuana y los laboratorios de pruebas están desarrollando esos estándares y algunos están protegiendo legalmente sus ideas. Es de esperar que unos controles más estrictos en los protocolos de pruebas puedan garantizar una mejor calidad y control de los medicamentos. Pero por ahora, lo que sucede exactamente en el cuerpo humano con la mayoría de estos productos no está claro, ya que ha habido muy pocas pruebas de seguridad de las emulsiones de cannabis en animales, y mucho menos en humanos. A los consumidores les corresponderá exigir pruebas más estrictas y siempre precisas de las dosis, ya que estos alimentos todavía no están oficialmente regulados por el departamento federal de la salud, el FDA. Parece que la regulación y la legalización son el camino hacia protocolos de dosificación más claros y seguros.

Fuente: La Marihuana