En menos de dos semanas comienza la primavera. Y el cultivador de exterior comenzará una nueva temporada de cultivo. Guerrillas, huertos, jardines… o en caso de no disponer de otro lugar, hasta balcones o pequeñas terrazas. En estos dos últimos casos, la cosa se puede complicar si son espacios de muy reducidas dimensiones, en dónde sólo hay sitio para una o dos plantas. Además generalmente hay vecinos cerca, por lo que las plantas deben ser pequeñas.

Las opciones en estos casos son varias. O comenzar el cultivo tarde y reducir la fase de crecimiento para que las plantas no alcancen un gran tamaño. O apostar por macetas pequeñas que limiten el crecimiento o realizar alguna poda que reduzca la altura. O una muy interesante, que es la del cultivo de variedades autoflorecientes, además por varios motivos.

Las variedades autoflorecientes tienen todas un comportamiento parecido. Tienen un período de crecimiento de 3-4 semanas, y después independientemente del fotoperíodo, comienzan a florecer. Las autoflorecientes más rápidas se cosechan en tan sólo 7-8 semanas desde que se germinan. Las variedades fotodependientes en cambio, no comienzan a florecer hasta pasado mediados de julio, cosechándose las más rápidas a mediados de septiembre.

Aprovechándonos de ésto es posible completar tres cultivos de 8 semanas a lo largo de los meses de primavera y verano, cosa impensable con una variedad fotodependiente. Además las autoflorecientes al tener un período de crecimiento tan corto, generalmente no sobrepasan el metro de altura, un tamaño más que ideal para una terraza donde no se pretende llamar mucho la atención.

En contra de las autoflorecientes, está que en comparación con las fotodependientes están varios peldaños por debajo. Cada vez las diferencias entre ambas en cuanto a calidad de la cosecha son menos, pero sobretodo en potencia las autoflorecientes son inferiores. Aún así, teniendo en cuenta que cada una nos puede dar una media de 75 gramos y que podremos hacer tres cultivos… no estará nada mal el resultado final.

Sabiendo que este tipo de genéticas tienen un período de crecimiento limitado, conviene que alcancen la mayor altura antes de comenzar a florecer. Tres semanas realmente es muy poco tiempo. Y cualquier fallo hará que las plantas se queden pequeñas antes de que comiencen a florecer. En floración el crecimiento continúa durante las primeras semanas para después estancarse.

Así que lo primero es evitar cualquier tipo de estrés, como por ejemplo un trasplante. Cualquier otra variedad agradece un trasplante para disponer de un nuevo espacio para desarrollar nuevas raíces. Pero también es normal que tras ello, la planta frene su crecimiento. Pero al final no lo notaremos, cuando estamos hablando de un período de crecimiento de uno, dos o tres meses. Pero sí se nota si a un crecimiento de 21 días, le suprimimos dos o tres.

Hay que tener en cuenta las macetas

Teniendo ésto en cuenta, siempre será preferible apostar por una gran maceta desde el primer día. Las plantas tendrán un crecimiento sin interrupciones. Además su usamos un sustrato rico en nutrientes, no precisaremos usar ningún tipo de abono en la fase de crecimiento. Un buen tamaño de maceta sería de mínimo 15 litros. Si tiene que ser de menor por cualquier cuestión, al menos que no sea inferior a 10 litros.

Generalmente la altura no suele ser un problema cultivando autoflorecientes. En muy buenas condiciones, algunas autos sativas pueden llegar a superar el metro y medio de altura. En estos casos cuando sí o sí es necesario reducir su altura, la peor opción siempre es una poda. Siempre será preferible hacer un guiado, con unos tutores y en una planta que aún no tendrá un tallo leñoso, es muy sencillo.

El motivo es simple y volvemos al punto anterior. Cualquier estrés que sufra la planta durante su crecimiento, únicamente servirá para disminuir al fin y al cabo la producción. Además con un período de crecimiento tan corto, la planta no tendrá tiempo a reaccionar. Si pretendemos con ello es tener una planta más ramificada, no lo conseguiremos.

Fuente: La Marihuana