Algunas semanas atrás, la organización Mamá Cultiva Paraguay obsequió plantines entre la gente que se acercó a consultar sobre la sagrada medicina y su alivio.

La justicia paraguaya quiso encarcelar a esas madres que, gracias a acciones como esa, se van abriendo paso en una sociedad regida por el narcotráfico de marihuana y cocaína.

Son más de 300 las madres organizadas en Mamá Cultiva Paraguay donde aprenden sobre los beneficios de un producto natural para enfermedades como epilepsia y parálisis cerebral que no encuentran una mejoría con el tratamiento que ofrece la medicina tradicional.

María Rojas es una de ellas. En una entrevista con el periódico Hoy cuenta cómo cambió su vida y la de su hijo Juan Daniel Galeano, de 7 años, tras tomar la decisión de utilizarla.

Hace un año y medio que Juan Daniel, víctima de un cuadro de epilepsia y parálisis cerebral, fue medicado con la gota milagrosa. Nadie sabía aún que quedarían sepultadas aquellas intensas jornadas con 15 convulsiones y las noches en vela que podían durar de dos a tres días.

Mejoría al momento

La mejoría fue inmediata, completó una semana sin convulsionar. Dos gotas a la mañana, dos a la noche y un mes después su hijo ya se alimentaba y subió de peso. María sabía que el cambio fue un alivio e irreversible.

“No sabía que tenía que hacer, a quién recurrir, nada”, afirma.

Era un ir y venir al hospital, visitas al neurólogo, aumento de dosis de medicamentos y las convulsiones que no solo no paraban sino que aumentaban cada día.

“Llegó un momento en que me desesperé porque el tratamiento en el hospital era aumentarle la dosis de medicamentos, era como que los doctores hacían un experimento con él porque no mejoraba, no había caso y fue cuando escuché sobre el aceite de cannabis y el testimonio de la que hoy es mi compañera de Mamá Cultiva, su hija mejoró.

Fui a la organización, enseguida me aceptaron y me empecé a capacitar, recibí mucha información, investigué”, recuerda la mujer.

Hace un año María se encarga de la elaboración del aceite que le cambió la vida a su hijo, a ella y a su familia.

El autocultivo garantiza el suministro

El autocultivo le garantiza no quedarse sin el aceite que lleva 100 gramos de marihuana, sólo paga 100.000 guaraníes (unos 16 dólares), y le alcanza para dos a tres meses frente al aceite autorizado para la venta de Laboratorios Lasca que tiene un costo de 1.800.000 guaraníes (285 dólares) y con receta médica son indicados tres botellitas que duran mucho menos, según la experiencia de otras madres.

El precio es impagable para ella y muchas familias. “Soy madre soltera y con un hijo con discapacidad y una hija que va a la escuela conseguir un 20.000 para el día es muy difícil y pagar ese precio por el aceite del laboratorio hasta es impensable”, resumió.

“De tanto que solo me concentraba en mi hijo y que no salíamos del hospital le descuidé en parte a mi hija de 9 años y ahora ella tiene problemas de aprendizaje en la escuela y hoy puedo estar más pendiente de ella, ya puedo salir y ocuparme de otras actividades y dormimos”, destaca la madre.

La decisión de María de introducir la toma del aceite en el tratamiento de Juan no fue bien recibida por el médico tratante quien la trató de loca y que solo drogaría a su hijo.

“Qué pare la convulsiones de mi hijo”

“Le rogué entonces que pare con las convulsiones de mi hijo y que después de dos años y medio de tratamiento no mejoraba y fue cuando le dije que voy a arriesgarme bajo mi propia responsabilidad y que me demande si quiere porque más droga que todos los fármacos no sería si el aceite es natural”, señaló.

Desde entonces, su pequeño Juan pasó de convulsionar todo el día a hacerlo una vez cada dos meses. Se alimenta, juega, reacciona cuando se le habla y ya no grita ni sufre de dolores intensos de cabeza.

Una parte de los problemas de María quedaron atrás pero el camino por conseguir salud para su hijo no es fácil porque la materia prima no es accesible legalmente, lo hacen en forma clandestina corriendo riesgos y es sobre el punto que la mujer enfatiza sobre la necesidad de que la Ley 6007/17 sea cumplida.

Temor a ir preso

“Esa parte de conseguir la materia prima es lo que nos preocupa porque tenemos el temor de cuando nos vamos a adquirir te podes ir presa porque es ilegal, no se implementa la ley y es lo que necesitamos porque corremos riesgo y es difícil como mamá”, afirmó.

Y la calle también es escenario donde son apuntadas con el dedo y las tildan de locas y drogadictas. “Nos juzgan, en nuestra cara nos gritan y no saben qué lo que encontramos es alivio para tanto dolor de nuestros hijos y solo piensan que somos drogadictas y que por eso queremos que se legalice, no tienen idea”, reflexionó.

Invitó a que la gente se informe y sepa cómo trabajan en la organización donde más de 300 madres encontraron alivio para el tratamiento de sus hijos para múltiples enfermedades que no mejoran con la medicina tradicional.

“Encontré un alivio y vamos a seguir, sabemos que no cura pero mi hijo hoy tiene una mejor calidad de vida. Pedimos que nos dejen de perseguir, el dolor no puede esperar”, finalizó.

Fuente: La Marihuana