Tradicionalmente, el hachís se elabora en dos pasos. El primero es la extracción de las glándulas resinosas de los cogollos. Y el segundo pero no menos importante es el prensado, donde el polvo resultante del primer paso se vuelve una masa sólida. Ésto lo conseguiremos mediante la combinación de calor y presión, que hará que las glándulas se aglutinen formando una única pieza.

Sea hachís extraído en seco o con agua y hielo, prensarlo además facilita el manejo, la conservación y el consumo. Aunque los tricomas una vez extraídos se pueden consumir, siempre se desperdiciará más por motivos obvios. En cambio una pieza compacta y gomosa como un buen hachís, ocupará poco espacio, se mantendrá más libre de suciedad y tanto su manejo como su consumo es más sencillo.

Otro aspecto importante es la conservación de los cannabinoides, más propensos a su descomposición cuando una vez extraídos no se prensan. El exterior de una pieza de hachís, siempre es de un color más oscuro que su interior debido a la oxidación, que crea una capa protectora. Además, la rotura de las glándulas de resina liberen terpenoides volátiles que hace que mejore el aroma y sabor del hachís.

Dependiendo de la variedad usada, el método de extracción e incluso la temperatura, un hachís puede variar su color o textura. Así podemos encontrarnos con un precioso hash de color morado procedente de algunas variedades purple, o de un color crema muy apetitoso. Alguno puede ser muy gomoso y con tan sólo el calor de las manos ablandarse, mientras otro puede ser más quebradizo.

EL PRENSADO DEL HACHÍS A MANO

Los primero siempre será asegurarse de que las glándulas resinosas estén bien secas, especialmente cuando se trata de una extracción con agua y hielo. Los hongos también pueden atacar si la pieza finalmente cuenta con una humedad excesiva.

Existen muchos métodos para el prensado de hachís a mano. El tradicional es coger una pequeña cantidad de resina fresca y amasarla con los dedos y las palmas de las manos hasta que el calor y tu fuerza comiencen a hacer su trabajo. 10 minutos después, su densidad habrá cambiando, volviéndose como plastilina.

También puedes usar una botella de vidrio. Para ello llénala de agua templada, haz un pequeño paquetito con resina fresca y film transparente, y usa la botella a modo de rodillo para compactar la resina en una fina placa. Puedes retirar el hachís, darle una o dos dobleces y repetir la operación hasta conseguir una placa uniforme.

Otro método muy curioso y muy efectivo, es envolver un poco de resina en polvo en film transparente. Después, mételo dentro de tu calzado, en la zona del talón. Puedes usar una botella templada para aplastarlo ligeramente y que sea más cómodo. Tras una hora caminando, el hachís se habrá compactado.

Fuente: La Marihuana