Para Antonio Bascaro el remedio puede ser peor que la enfermedad. El piloto cubano cumplió su condena de 39 años, tres meses y nueve días de prisión este miércoles, aunque su libertad también puede significar la deportación.
Bascaro fue piloto de guerra para el gobierno de Fulgencio Batista, el dictador cubano que fue derrocado por la revolución de Fidel Castro y el Che Guevara. Pero a finales de los 70, fue condenado por participar en una organización criminal que transportó más de 270.000 kilos de marihuana colombiana a Estados Unidos.
Su estadía en el Instituto Correccional Federal de Miami concluyó este 1 de mayo y el ex piloto, de 84 años, fijó así su récord: ser la persona que más tiempo ha cumplido en una cárcel de Estados Unidos por tráfico de marihuana.
La ciudad que vuelve a recibirlo no es la misma, y le muestra una ridícula ironía: en algunos locales de Miami ya se expide marihuana con fines medicinales. La sustancia, de hecho, ahora es legal con fines recreativos en diez estados (aunque no en Florida) y en otros 32 se usa para aliviar síntomas de algunas enfermedades.
Miami es una de las ciudades de Estados Unidos que más ha crecido en el último medio siglo.
Pero su salida puede ser también el posible inicio de un peor destino: al no ser ciudadano estadounidense y haber sido condenado por un delito mayor, corre el riesgo de ser deportado.
Un piloto que combatió contra Fidel Castro
“¿Pero a dónde? ¿A Cuba, donde pueden meterlo preso de nuevo por haber combatido contra Fidel Castro? ¿A Guatemala, que fue donde conoció a mi madre, pero donde no tiene nada ni a nadie, de donde también lo deportaron a Estados Unidos hace casi 40 años?”, se pregunta su hija Myra Bascaro en diálogo con BBC Mundo.
En 1977 Florida era la puerta de entrada de la droga a Estados Unidos; Miami, era la capital del narcotráfico; y La Pequeña Habana, la entrada sigilosa al inframundo. Si bien la cocaína ya tenía la fama que le conocemos, en La Pequeña Habana, la marihuana seguía siendo la moneda de cambio. Un amigo de Bascaro trabajaba allí y su tienda, una joyería, era solo una fachada para el escenario oscuro en el que se movía la ciudad. Una noche lo invitó a una cena. Y ahí comenzaría la historia.
“Allí conocí al que era jefe y único dueño de esa conspiración”, cuenta Bascaro desde la cárcel a BBC Mundo. “Después de una apetitosa comida y algunos tragos, él mismo me retó a acompañarlo en calidad de observador a un desembarco que iba a efectuar”, recuerda. “Yo acepté el desafío y me gustó sentir de nuevo la emoción que hacía años no sentía y me involucré”.
Consultado sobre si se arrepiente de algo, el ex piloto responde: “Me he arrepentido mucho de mi acción, principalmente por mi ausencia alejado de mis hijos cuando más me necesitaban”.
Doce años sin saber de su padre
Myra Bascaro tenía 12 años cuando su padre fue condenado en Estados Unidos y no supo de él hasta 12 años después, cuando lo volvió a ver en una cárcel federal en Pennsylvania. “Mi padre cuando sale de Cuba se va a Guatemala. Allí vivió durante 20 años y es donde conoce a mi madre, y nos tienen a mí y a mis otros dos hermanos”.
Cuenta que durante el final de su niñez y los inicios de su juventud, nunca supo que estaba preso por drogas. “Para mí siempre fue el héroe, el piloto de guerra que había luchado contra el régimen de Fidel Castro”.
“Estos 39 años como recluso federal han sido una enseñanza nueva en mi vida, aprendí mejor a conocer a los seres humanos, pues aquí se encuentra de todo tipo de persona. Eso me ha ayudado a mantenerme con vida en el sistema”, reconoce Bascaro, “Solo que fue demasiado tiempo y cuando vives aquí, siempre te sientes en peligro inminente”.
Y finaliza: “Ahora me gustaría una vida tranquila cerca de mis hijos y nietos, y estrechar nuestra relación. Cuando salga, pienso enderezar en lo posible mi deteriorado organismo físico y mental, tratar de reorganizar mi vida y ser productivo para mi familia y la sociedad, si el Gran Arquitecto del Universo me lo permite”.
Fuente: La Marihuana