Sinaloa. Existen muchos lugares que se hacen famosos a partir de una personalidad que cobró fama luego de nacer ahí.

Ocurre con países enteros como Argentina, conocida en todos lados por Maradona, Evita o el Che Guevara y luego por Messi; o Jamaica, que nos regaló a Bob Marley.

Pero, muchas veces, la imagen que ese sitio proyecta al mundo mucho depende de la reputación del hijo pródigo.

Es el caso de la ciudad de Sinaloa, en el oeste de México.

La tierra de los once ríos, como le dicen, es la cuna de uno de los más grandes narcotraficantes de la historia: Joaquín Guzmán Loera.

El famoso “Chapo” Guzmán, y su banda, han hecho creer a muchos que Sinaloa es un lugar reinado por la violencia y el delito.

Sin embargo, también puede ser tierra de prosperidad.

EL CANNABIS, UNA OPORTUNIDAD

Así lo cree el escritor nacido en Culiacán, Leónidas Alfaro Bedolla, en una columna publicada en Revista Espejo.

Allí propone que en la ruta de la legalización del cannabis en México, Sinaloa debe tomar la iniciativa.

Este es un tema que ha dejado de ser “tabú”, porque hablar o escribir sobre la marihuana, ya no se trata únicamente del daño que causa por fumarla.

Ahora llama más la atención su importante inclusión en el mundo de la industria farmacéutica, textil y agroindustrial.

Hace seis años, paseando por la llamada zona rosa del Distrito Federal (CDMEX), por la calle Londres, encontré una tienda muy singular.

Vendía ropa hecha de tela extraída del cáñamo de la marihuana.

Me llamó la atención porque me pareció increíble que el cannabis sirviera para eso, y más me sorprendí porque la tela es muy similar a la seda.

Pregunté por el precio de una camisa que me gustó, tenía un valor de $ 2,500.00 (116 dólares), obvio, se salía de mis posibilidades, pero también pensé:

¿Y qué tal si la policía federal me detiene por mariguanero? Me quedó la curiosidad clavada.

Tiempo después, asistiendo a una conferencia de industriales, me enteré que de esa famosa mata, se extraen productos que suplen el plástico y hasta el acero.

Fue entonces que me atreví a exponer por primera vez la posibilidad de sugerir, que Sinaloa, being un Estado estigmatizado como productor de esta yerba, y también de la paparacea, conocida como amapola, bien podría ser promotor para formalizar la siembra, industrialización y comercialización de ambas.

Intentando hacer un tanto más atrayente la exposición, investigué, y fue cuando supe que la marihuana es producida con fines comerciales en algunos países de África, y la amapola en China, Marruecos, Turquía y Afganistán.

También que ambas son comercializadas para ser industrializadas a empresas que producen medicamentos, principalmente.

Pero, en el caso del cannabis, además de hacer pomadas, linimentos relajantes, telas, tenis y hasta plásticos para industria.

Países como Estados Unidos y Canadá, ya están trabajando muy intensamente con la producción e industrialización del cannabis.

Si haces un recorrido de Los Ángeles a San Francisco, además de admirar un hermoso paisaje, das cuenta de una diversidad de grandes espectaculares que anuncian el cannabis para una cantidad de usos, además del lúdico.

Incluso te invitan a ser parte de su producción.

Al respecto pregunté a un pequeño agricultor que tenía una siembra: -¿Qué se necesita para sembrar el cannabis?

Si eres ciudadano americano, vas a la DEA y ellos tras una investigación, te aprueban, en principio para que siembres 400 matas que no deben pasar de dos metros de altura.

El permiso te cuesta 5.000 dólares.

Ellos te respaldan con semilla, fertilizante y apoyo técnico.

Una vez que la mata alcanzó los dos metros de altura, ellos mismos levantan la cosecha y la venden, porque deben separar las hojas del cáñamo.

Pero también para asegurar que el producto llegue, sin moches a su destino: clientes industriales.

-¿Y es redituable? Yo he recibido hasta 32 mil dólares.

-¿En cuánto tiempo? Con todo el proceso, seis meses. Ahora ya estoy sembrando hasta 1.200 matas.

Aquí en México ya existe la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis (ANICAM).

Su presidente Guillermo Nieto Macotela declaró a La Jornada:

Lo que tenemos que hacer es ver a esta planta desde el punto de vista agrícola.

Cuando vemos una planta como un producto agrícola, vemos las grandes oportunidades que tiene México como país, situación geográfica, clima y mano de obra de calidad para poder convertir en el principal productor de patentes cannábicas médicas e industriales del mundo ”.

Ante esta situación, creo no estar errado en sugerir la siembra, industrialización y comercialización de la marihuana y la amapola.

Es más, estimo que Sinaloa tiene la obligación moral de tomar esta iniciativa, para tumbarnos de una vez por todas, el estigma que por décadas hemos sufrido como narcos.

Es momento de convertirse en agricultores e industriales honorables, pero además existen otras razones:

1.- La creación legalizada de empresas productoras, quedarían amparadas por las autoridades gubernamentales.

2.- La producción de los enervantes quedarían bajo estricta vigilancia.

3.- Los inversionistas y trabajadores, obtendrían muy buenos dividendos.

4.- Se controlaría la siembra y comercialización que ahora es ilegal, y por tanto, se reduciría la violencia.

5.- Mejoraría la economía, no creo exagerar que incluyendo las dos yerbas, los ingresos podrían rebasar los 1.000 millones de dólares desde el primer año.

Un agregado más, sería que Sinaloa, su gobierno y aportantes, harían un acto de justicia al organizar a la gente de las zonas serranas.

Muchas familias de aquellos lugares lo perdieron todo, pero también fueron abusadas, vejadas tanto por autoridades, como por las bandas de criminales que todavía imponen el terror en las regiones de los altos del llamado Triángulo dorado.

Fuente: La Marihuana