La despenalización de la marihuana en Nueva York es una realidad que avanza cada vez más rápido. Los argumentos no son menores: un potencial de 300 millones de dólares en impuestos, puestos de trabajo para los sectores menos favorecidos y reducir condenas a cientos de personas que por lo general integran minorías.
Uno de los que se mostró más entusiasta fue el senador estatal Gustavo Rivera, quien preside la comisión de Salud del Parlamento y dijo a la agencia EFE que los efectos positivos de la legalización de la marihuana para uso recreativo son “abrumadoramente” superiores a los negativos. Rivera considera que el consumo de tabaco y alcohol lleva aparejadas más consecuencias negativas para la salud y, aún así, “nadie es detenido por comprar o consumir tabaco o cigarrillos”.
Los motivos que más convencen a Rivera son culturales: el senador asegura que la actual prohibición de la marihuana ha “impactado desproporcionadamente entre las comunidades latina y afroamericana” y en los barrios más pobres.
“La intención de esta ley es regular, controlar y gravar la marihuana de una manera similar al alcohol, generar millones de dólares en beneficios, evitar el acceso a la marihuana a menores de 21, reducir el mercado ilegal de drogas y el crimen violento (…) reducir el impacto desproporcionado en comunidades raciales, crear nuevas industrias y aumentar el empleo”, dice la última propuesta redactada por la senadora Liz Krueger y respaldada por Rivera.
El propio gobernador de Nueva York Andrew Cuomo, prometió aprobar el consumo recreativo de la planta en los primeros 100 días del presente año y sumarse, de esta forma, a los estados que ya lo regulan: Alaska, California, Colorado, Maine, Massachusetts, Michigan, Nevada, Oregón, Vermont y Washington. El avance de su legalización ha disparado el negocio relacionado con la marihuana en todo el país, y la Gran Manzana no quiere quedarse fuera.
Nueva York no es un lugar más
Nueva York no es un lugar más. Además de sus características culturales y la influencia que genera en todas las sociedades del mundo occidental -y algunas de oriente- en la gran ciudad está Wall Street, un lugar al que las compañías especializadas en cannabis se mueren por entrar.
Una de ellas es la canadiense Tilray, que debutó en julio en la bolsa de Nueva York e, inmediatamente, su valor se disparó más de un 30%. Su irrupción despertó el apetito de multinacionales como Anheuser-Busch InBev, la mayor cervecera del mundo, que en diciembre alcanzó un acuerdo con Tilray para investigar el desarrollo de bebidas no alcohólicas que incluyan componentes de la marihuana.
Y es que parece que nadie quiere quedarse atrás en la carrera por el nuevo Eldorado y menos aún, grandes grupos como Altria, productora de marcas como Marlboro, que en diciembre anunció la compra del 45% de la canadiense Crono.
Constellation Brands, el grupo que fabrica la cerveza Corona, también invirtió en agosto de 2018 4.000 millones de dólares en Canopy Growth, rival de Crono.
La marihuana protagoniza la nueva burbuja financiera: los productores de cannabis suben al ritmo del bitcoin en sus mejores tiempos. Y la legalización en NY sólo traería buenas noticias para los dueños del mercado.
Por Rama
Fuente: La Marihuana