El presidente colombiano, Iván Duque, rompe años de hipocresía respecto al discurso anti marihuana y diferencia al cannabis de la cocaína.
La guerra contra las drogas ha tergiversado el discurso sobre las sustancias, pero eso ha cambiado.
De todos los mandatarios que existen en el mundo, es el presidente colombiano uno de los que más afectados pueden estar con respecto al crimen organizado que se nutre del narcotráfico.
Así, y después de muchos años de alineamiento directo con EEUU, por primera vez un presidente colombiano sale en defensa de la marihuana. Aunque a medias.
Según informa AP, el presidente colombiano, Iván Duque, dijo que el cannabis es una “historia diferente” a la cocaína.
El presidente colombiano dijo, en suma, que la promoción del cannabis con fines médicos y otros es “una historia diferente” a la cocaína.
Incluso, dijo que la industria del polvo blanco es, entre otras cosas, terrible para el medio ambiente.
El presidente de Colombia, Iván Duque, tiene grandes esperanzas en la industria de la marihuana medicinal en su país.
Una nación que ha estado librando una costosa guerra contra otra sustancia, la cocaína, durante décadas.
En la entrevista con The Associated Press durante una visita a Israel, dijo que la promoción del cannabis con fines médicos y de otro tipo es “una historia diferente” a la cocaína.
“Para plantar una hectárea de coca en Colombia, se destruyen dos hectáreas de selva tropical”, dijo.
“La otra cosa es que para producir cocaína tienes una huella de carbono muy alta. Usas mucha gasolina, mucho cemento”, y los productos químicos de procesamiento se tiran al bosque.
También están los capos de los carteles de la droga, uno de los cuales fue capturado el mes pasado con una orden judicial estadounidense.
Estos grupos que operan con violencia se suman a los restos dispersos del grupo guerrillero FARC que siguen luchando a pesar de un histórico acuerdo de paz alcanzado hace cinco años.
Presidente colombiano habla de medioambiente
La declaración del presidente colombiano es oportuna, dado que está recién salido de la cumbre climática de la ONU.
Allí Colombia se comprometió a ser carbono neutral para 2050, y anunció la apertura de un centro de innovación colombiano en Jerusalén.
Duque estaba ansioso por discutir cómo Colombia e Israel -autodenominados “naciones emergentes”- podrían colaborar para hacer del mundo un lugar mejor.
“La innovación es probablemente la solución a la mayoría de nuestros problemas”.
“Incluso aquellos creados por la innovación, todavía tendrán que ser resueltos por la innovación”, dijo Avi Hasson, CEO de Start-Up Nation Central.
La firma conecta a gobiernos y empresas internacionales con empresarios israelíes, y organizó a Duque para un panel de discusión.
Presidente colombiano, amigo de la flor seca
En julio pasado, Colombia levantó la prohibición de exportar flores secas de cannabis.
El presidente colombiano dijo que su país está buscando aprovechar los derivados para todo, desde tratamientos médicos y producción de alimentos hasta cosméticos.
“Estamos viendo una gran cantidad de inversión internacional llegando a Colombia”, dijo Duque, quien dejará su cargo luego de las elecciones presidenciales del próximo año.
La relación con Israel podría ayudar.
La marihuana medicinal se legalizó hace años y más de 100.000 israelíes, de una población de más de 9 millones, son usuarios autorizados.
Israel aprobó las exportaciones de marihuana en 2019, convirtiéndose en el tercer país del mundo en hacerlo.
Incluso cuenta con más de 110 empresas de tecnología de cannabis, principalmente en el sector de la salud, que han atraído casi 350 millones de dólares en inversiones desde 2015, según Start-Up Nation Central.
Israel también se encuentra entre los mayores importadores de flores de cannabis medicinal, y Colombia bien sabe de eso.
El presidente colombiano dice que hay una diferencia entre aprovechar los componentes beneficiosos de las drogas y eliminar la prohibición por completo.
“No usamos cannabis con fines recreativos. Lo estamos usando con fines médicos”, aclaró.
Duque, se presenta a sí mismo como un conservador de la ley y el orden.
Es por ello que muchos piensan que defender el cannabis en un país que ha sido el eje de la guerra contra las drogas liderada por EEUU durante décadas podría traer problemas.
El presidente colombiano asumió el cargo denunciando cómo las drogas “destruyen” familias.
Luego, firmó un decreto que prohíbe la posesión de sustancias en espacios públicos.
Para esto fue en contra de un fallo del máximo tribunal del país que permite a los colombianos portar pequeñas cantidades de marihuana, cocaína y otras sustancias.
Incluso, se comprometió a reanudar la erradicación aérea de los cultivos de coca que están detrás de un aumento récord en la producción de cocaína.
Hasta el momento, solo los desafíos legales y las protestas de los agricultores en áreas remotas le han impedido lograr ese objetivo.
Colombia perdió 747.000 hectáreas de bosque durante los cuatro años que siguieron al acuerdo de paz de 2016.
Un área que es similar a casi 10 veces el tamaño de la ciudad de Nueva York, según el Instituto Nacional de Estudios Ambientales.
Colombia también se encuentra entre los países más peligrosos del mundo para los defensores del medio ambiente.
Unos 65 fueron asesinados solo en 2020, lo que representa casi un tercio del total mundial de 227, según Global Witness, un grupo de derechos humanos.
El presidente colombiano defendió su historial sobre el medio ambiente, señalando que creó el primer consejo nacional contra la deforestación del país.
También apoyó un proyecto de ley que aumenta las sanciones por delitos ambientales y se ha comprometido a cero deforestación para 2030.
En la COP 26 de Glasgow culpó de los ataques a los defensores del medio ambiente a los cárteles, incluido el liderado por Dairo Antonio Úsuga.
El narcotraficante conocido como Otoniel, fue comparado con Pablo Escobar por el propio Duque.
Pareciera que lo único que le falta aprender al presidente colombiano es que no toda persona que use marihuana en forma lúdica es un narco.
Fuente: La Marihuana