El neem es uno de los insecticidas ecológicos más empleados en el cultivo de cannabis. Y no sólo en cultivos de cannabis, ya que también se usa comúnmente en todo el mundo en la agricultura ecológica. Pero sobretodo, resulta eficaz como preventivo o en los primeros inicios de una plaga. Con plagas establecidas, llega a ser un poco ineficaz. Pero el neem es mucho más que un insecticida y te lo contaremos en este post.

¿Qué es el neem?

El neem o nim, nombre con el que es más conocido sobre todo en latinoamérica, o también conocido como nimbo de la India​ o margosa de la India (nombre científico Azadirachta indica), es un árbol de la familia Meliaceae. Es originario de la India y de Birmania. Hace muchísimos años que se introdujo para cultivos en otros países de Asia, África, América, Australia y algunas islas del sur del Pacífico. En general, es un árbol que sólo sobrevive en regiones tropicales y subtropicales.

Es un árbol de hoja perenne que crece rápidamente hasta llegar a alcanzar una altura de 15-20 metros de altura. Aunque existen árboles de neem que alcanzan los 35-40 metros. Sus ramas son extensas, alcanzando un diámetro de otros 15-20. Y el tronco no es demasiado largo, apenas llega a superar el metro de longitud. Su diámetro puede ser de 120cm en los ejemplares de mayor edad.

El neem: insecticida, fungicida y fertilizante

Es muy característica su corteza agrietada y dura, de un color que va desde el castaño rojizo hasta el gris plateado. La savia es de color blanca grisácea. El duramen, corazón o cerna del tronco, es de color rojo. Cuando se expone al aire, se vuelve de un color castaño rojizo. Sus raíces son amplias y cuentan con una robusta raíz principal, y raíces laterales que se extienden para darle un buen soporte al árbol.

Las hojas son muy numerosas, de pequeño tamaño y de color púrpura cuando son jóvenes. Aunque es un árbol que tiene hojas todo el año, en condiciones severas puede llegar a deshojarse casi completamente. Las flores son blancas y muy fragantes. Se caracterizan por haber flores femeninas y masculinas en el mismo árbol, pero en periodos diferentes. Y su fruto, es similar a una aceituna, de un tamaño de 14 a 28 mm de longitud y 10 a 15 mm de ancho. Cada fruto, almacena en su interior una, dos o tres semillas de corteza de color castaño.

PROPIEDADES COMO INSECTICIDA DEL NEEM

Con sus semillas, se hace un aceite muy famoso y como decimos, el insecticida ecológico más empleado en el mundo. Y en cultivos de todo tipo. Tiene una baja toxicidad en animales y humanos. Y respeta a los insectos beneficiosos como abejas, abejorros y otros insectos polinizadores.

Actúa por ingestión, así que únicamente combatirá los insectos que intenten alimentarse de una planta. Pero también es sistémico, es decir que las raíces lo absorben y es transportado por toda la planta. Tiene la característica de causar amargor, lo que hace que el insecto que decida comer una hoja o chupar, desista de hacerlo.

El aceite de neem cuenta con muchos principios activos, entre ellos la azadiracta, que actúa inhibiendo la capacidad de alimentación del insecto hasta su muerte. También inhibe el crecimiento y fertilidad de los insectos, impidiendo el desarrollo de huevos y larvas.

PROPIEDADES COMO FUNGICIDA

El aceite de neem también tiene propiedades fungicidas. Actúa fortaleciendo a las plantas y protegiéndolas frente al posible ataque de patógenos como bacterias y hongos. Su eficacia depende en gran medida de las condiciones ambientales, pero se ha mostrado eficaz en el tratamiento de oídio, alternaria, botritis, mildiu, negrilla o roya.

El neem: insecticida, fungicida y fertilizante

Se ha comprobado que la mezcla de neem y bicarbonato potásico, es más efectiva. Es importante saber que cuando se usa neem, no se debe usar azufre, otro fungicida bastante común. Ambos pueden producir una reacción fitotóxica. Y lo mismo ocurre con el cobre. Siempre se debe dejar 3 semanas de margen cuando se decida aplicar uno y después el otro.

EL NEEM COMO FERTILIZANTE

Con el árbol de neem también se elaboran fertilizantes. Estos tienen un gran contenido en nitrógeno, con hasta un 10%. Además contiene un 1% de fósforo, 1,5% de potasio, 0,75% de magnesio, 1,5% de azufre y bastantes micronutrientes importantes. Como abono, está aprobado para el uso en cultivos orgánicos por Organic Farmers Growers y OMRI.

Además de su gran potencial en el desarrollo de la raíz y zonas aéreas de las plantas, evita y trata problemas causados por desequilibrios nutritivos. Ayuda a que la planta mejorare la asimilación de nutrientes y libera sus elementos nutritivos en el suelo durante largas temporadas.

¿Para qué plagas y enfermedades es útil el neem?

Tanto el aceite de nemm como el macerado de neem, es útil para combatir muchísimas plagas diferentes y enfermedades por hongos, como por ejemplo:

Cómo preparar un macerado de neem o nim

Necesitamos unos 250 gramos de hojas frescas de neem. Hoy en día se pueden encontrar fácilmente en Internet. Las cortaremos con un cuchillo o tijera, y las echamos en un cubo. Añadimos después 6 litros de agua tibia. Tapamos el cubo (que no sea un cierre total o hermético) y dejamos reposar en lugar oscuro, ventilado y fresco.

Dejamos macerar de 12 a 18 horas y después colamos para retirar las hojas. Para usarlo en las plantas como insecticida y fungicida, debemos mezclar un litro de este macerado con tres litros de agua. Se aplica mediante un pulverizador, mojando bien tanto el haz como el envés de las plantas. Aplica durante 7 días consecutivos, y vuelve a aplicar a las 3 semanas si fuese necesario.

Cómo preparar aceite de neem

En un mortero machaca ligeramente unos 50 gramos de semillas de neem. Extiéndelas sobre un plato y sopla despacio para eliminar las partes más ligeras. Tan sólo nos interesa la parte central de las semillas, que por su peso permanecerán en el plato.

Vuelve a echar las semillas en el mortero y machaca poco a poco, despacio pero con fuerza. Pronto podrás ver como se empieza a formar una pasta pegajosa. Añade pequeñas cantidades de agua mientras continúas machacando. Y poco a poco, las semillas comenzarán a expulsar el aceite.

La dosis a usar es de 3-5 ml por litro de agua, aplicando en pulverizaciones foliares o en riego. En plagas muy extendidas, se puede combinar con jabón potásico para aumentar su eficacia. Si se tratan hongos, la dosis es de 2ml por cada litro de agua.

Fuente: La Marihuana